Un chico chino ha batido todos los récords existentes con una lengua que alcanzaba los 16,5 cm de longitud.
El récord anterior lo ostentaba el británico Stephen Taylor, tal y como consta en el libro Guinness de los Récords, con una lengua que medía 9,5 cm desde la punta hasta la mitad de los labios, con la boca cerrada. Es de destacar que esta parte de la lengua no constituye más que un 60 % de la longitud total de la lengua, ya que existe otra porción en la zona de la faringe.
Sin embargo el joven Yuanyong mostraba una lengua de una longitud desmesurada y una anchura de 6 cm. Aparte de los problemas psicológicos, el joven tenía graves problemas para comer ya que la lengua no le permitía introducir normalmente la comida. Para ello, tenía que convertir toda la comida en un puré y guiarla con la cuchara hasta la garganta. No se trataba, sin embargo, de una situación normal. El joven sufría una enfermedad linfática. Esta patología que conlleva un aumento desmesurado de la lengua y la incapacidad para mantenerla dentro de la boca se conocen como macroglosia, ya conocida y descrita por Galeno en el siglo II. Puede producir deformaciones bucales, dentales y problemas respiratorios y ha de tratarse mediante operación quirúrgica.
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